domingo, 18 de agosto de 2013

espaldas curtidas

      Reanudamos nuestra entrañable sección deseando a la nueva de directiva de Ádega un largo y próspero mandato. Para celebrar que no sólo no se nos ha muerto la criatura sino que las ansias cinéfilas han rebrotado con fuerza, os proponemos nada más y nada menos que una película de aventuras a la antigua usanza, es decir, como aquéllas que mamábamos los domingos en la función de las cuatro del cine Arosa (ya sé, los treintañeros no os acordáis, pero preguntad a vuestros hermanos mayores).
      Frizt Lang es un director atípico a reivindicar que, como otros de su generación, sucumbió al oro de los grandes estudios americanos. Autor de varias obras maestras sobre todo en su etapa europea -y muda- como Metrópolis o Dr. Mabuse, de clásicos indiscutibles del cine negro de Hollywood como Los Sobornados (impecable, irrepetible), aunque sobre todo recordamos su flamante adaptación del film francés dirigido por Jean Renoir La Bestia Humana bajo el título de Deseos Humanos.
      Los contrabandistas de Moonfleet constituye una incursión atípica del director austriaco en el género de aventuras, y pudo contar con el actor de moda en los años cincuenta para ese tipo de papeles, el fornido Stewart Granger, en cuya filmografía ya destacaban títulos tan exitosos como Las Minas del Rey Salomón, Scaramouche o El Prisionero de Zenda. Los resultados no pudieron ser mejores, ambientada en la Gran Bretaña del siglo XVIII, Moonfleet sigue siendo una de las cumbres del cine de aventuras.
      Dotada de una singular belleza plástica, narra las aventuras de un niño en el cubil de un puñado de contrabandistas, y sobre todo el proceso de redención del jefe de los bucaneros, todo ello enmarcado en una serie de escenarios de un recargado goticismo que erigen a este film en una pieza imprescindible para cualquier aficionado. Los Esclarecidos debieron componer su "Arponera" al ver la instantánea que adorna este espacio: Contrabando, traficaré contrabando, de tabaco y oro para ti...

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Moonfleet (USA, 1955).
Director: Fritz Lang. Intérpretes:Stewart Granger, Joan Greenwood, George Sanders.
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jueves, 15 de agosto de 2013

la balada de john y yoko

      Si John Lennon levantara la cabeza y viese el mercantilismo galopante creado a raíz de su estúpida muerte... Jamás lo entendería, ¿o tal vez sí? Asimilado su ideario y absorbida su imagen por el sistema, ya no nos acordamos de faceta más comprometida y contracultural, porque a pesar de nadar en millones el más díscolo de los cuatro magníficos de Liverpool siempre coqueteó con la actividad política, las drogas y el sexo a tutiplén por más que nos intenten vender la imagen contraria, la de un Lennon graciosillo y pirado por la japonesita.
      Dicho esto, estamos ante un magno proyecto resumido en casi dos horas. Su director, Andrew Solt, dispuso de un inmenso caudal de imágenes la mayoría nunca antes vistas, muchas procedentes de filmaciones familiares. El resultado es ni más ni menos la mejor cinta hasta la fecha sobre un tiempo y un lugar del que John nos hace partícipes. El documental, o reportaje para ser más precisos, consta de fragmentos de noticiarios de la época que aun deteriorados poseen un interés excepcional sobre todo para sus millones de seguidores.
      The Cavern, Hamburgo, Brian Epstein, Maharishi, Sgt. Peppers, Amsterdam… El Lennon real se va plasmando en medio de notas particulares de su vida privada y del gran amor por una mujer que desde 1968 al trágico 1980 -casi- nunca lo desamparó. Sin embargo hay que ser críticos, detrás de todo este despliegue está la sombra de esa omnipresente mujer, Yoko Ono, supervisora del film. Resultará casual, pero no hay ninguna entrevista ni a Paul McCartney ni a ninguno de los otros Beatles, algo inconcebible a la vez que muy sospechoso.
      Uno siempre recordará su estreno en un vetusto cine de Chamberí; en la cola para entrar y como si de su espíritu se tratase, un doble del John más hippie llamaba la atención, porque en 1988 todavía no había hecho su aparición la moda grunge. Sus canciones nos trajeron mensajes de paz y amor, su imagen como vocalista de los Beatles no tuvo parangón artístico, su carácter romántico consolidó el fenómeno de la historia e histeria universales del rock and roll. John Winston Lennon, una oportunidad de oro para conocerlo... y amarlo.

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Imagine (USA, 1988).
Director: Andrew Solt. Intérpretes: John Lennon, Yoko Ono.
Fotografía: Néstor Almendros.
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lunes, 12 de agosto de 2013

ulises a la deriva

      25 de octubre de 1985, sesión 427 del cineclub Ádega, auditorio de A Lomba. Algo mágico había sucedido aquella noche, y unos pocos afortunados estábamos allí para contarlo. Por primera vez desde la Nouvelle vague habían temblado los preceptos básicos de la narración cinematográfica cimentados en el clasicismo. Aquello era una novedosa mezcla entre el Nuevo Cine Alemán (Wenders/Herzog/Fassbinder) y Nicholas Ray, del cual Jim Jarmusch fue ayudante en la Escuela de Cine de Nueva York.
      Tras este exitoso "debut" -antes ya había rodado Permanent vacation- otros dos títulos completarían la trilogía dorada de Jarmusch: Down by law (1986) y Mystery Train (1991), cuyo nexo de unión son los caracteres que llevan existencias de robots, incapaces de relacionarse o comunicarse y la aparición en esta atmósfera de un tercer punto de vista que deja al descubierto la superficialidad de la existencia. Después vendrían Night on Earth, Coffee and Cigarettes y la más reciente Broken Flowers.  
Jim Jarmusch surgió de la misma hornada que, por ejemplo, el comprometido Spike Lee. También se le ha podido ver como actor invitado en colaboraciones para sus amiguetes, por ejemplo en In the soup de Alexandre Rockwell (1992) al lado de Steve Buscemi. Vista hoy, Extraños en el paraíso no ha perdido un ápice de su frescura ni del subversivo espíritu juvenil con que fue concebida, y su propuesta estética sigue siendo considerada una de las más audaces del cine contemporáneo.
      Un desencantado viaje a través de unos Estados Unidos esencialmente sórdidos que propone una aguda reflexión sobre el mal llamado Sueño Americano. Es una película divertida, traviesa, donde cada palabra -y cada silencio- tiene su punto de acidez, de tierna crueldad, que sólo desvela su melancolía al final. Eso le da un sabor fuerte, en el sentido gustativo de la palabra, como se dice de un plato fuerte pero sabroso. No os la perdáis, quizás sea The Last Picture Show de nuestro querdio cineclub, un cierre de lujo a estos 30 años de buen CINE.

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Stranger than paradise (USA, 1984).
Director: Jim Jarmusch. Intérpretes: John Lurie, Richard Edson, Tom DiCillo.
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viernes, 9 de agosto de 2013

¡qué bello es sobrevivir!

      ¿Una vendedora de manzanas relacionada con la mafia? Cosas más difíciles se han visto en el cine. El que fuera último film del maestro Frank Capra no es más que un remake de Dama por un día, título que el propio director filmó en los años treinta. Un gángster para un milagro resulta un placentero entretenimiento para cualquier cinéfilo, ya sea por el humor inteligente que borda la mayoría de las escenas, como por los ilustres intérpretes que consiguen de manera rotunda dar forma y canalizar los típicos buenos sentimientos del director de Arsénico por compasión.
      Una producción de lujo orientada al mercado navideño que sin embargo, si exceptuamos la secuencia inicial donde aparece Santa Claus, obvia todos los tópicos del género, razón insuficiente e incomprensible para no obtener el beneplácito del público, que en definitiva era quien dictaba -y sigue dictando- sentencia en cuanto a éxitos y fracasos de las ‘majors’ hollywoodienses se refiere.
      Todos los tejemanejes que se derivan de la ayuda del gángster -magistral Glenn Ford- a Annie -no menos magistral Bette Davis- son tratados por Capra de manera harto ejemplar, en el ritmo y en los diálogos (destacando el personaje interpretado por Peter Falk, el eterno ‘Colombo’), y en los momentos más sentimentales, culminando como suele ser habitual en el realizador italoamericano con un final optimista y dichoso.
      La película significó el debut de la futura sex-symbol Ann-Margret (Conocimiento Carnal), dentro de un reparto extenso y memorable. Como diría nuestro álter ego, “os continuos vergallazos de humor intelixente e acedo semellan saídos dunha comedia coral de Wilder, ou dun musical de Minnelli. Os mafiosos nunca foron tan bos e xenerosos coma neste film de visión obrigada”.


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Pocketful of Miracles (USA, 1961).
Director: Frank Capra. Intérpretes: Davis, Glenn Ford, Peter Falk.
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jueves, 8 de agosto de 2013

caracteres degradados

       Más que un clásico. El cineclub esta vez arriesga, y eso siempre es de agradecer. Dicen que es la mejor película del por aquí muy desconocido director galo Claude Miller, y que, después de un cuarto de siglo de su estreno, no ha perdido un ápice de su fuerza original. Aquí no encontraremos las intelectualidades afines a la Nouvelle Vague ni las disquisiciones metafísicas propias de Éric Rohmer y compañía, tan sólo buen cine accesible a cualquier tipo de público, eso sí, que al menos tenga ojos y oídos.
      Esta película si de algo puede presumir es de contar con un duelo de actores memorable, de lo mejor visto en una pantalla. La mejor manera de andar nos muestra las actitudes de un macho macho man confrontadas con un ser sensible y culto; resultado, se desencadenan los mecanismos de la humillación. Tiene mucho que ver con la manía enfermiza de que todo ser debería salir del armario para mostrarnos su vida oculta, sus hábitos y todo lo que al mundo exterior se le oculta.
      1960, un campamento de verano para chicos. Tras cada puerta se esconde un secreto, las revistas pornográficas comparten almohada con Mickey Mouse. El enamoramiento frustrado entre estos dos muchachos traerá consecuencias imprevisibles, como suele suceder la estrategia cambia de signo hasta desembocar en la ofensa y en el castigo. Los diálogos están cerca de perfección, repletos de alusiones, de oraciones amenazadoras, de acusaciones veladas donde lo que se deja de decir mosquea todavía más.
      Así las cosas, no todo aquí es drama, ciertas escenas hilarantes salvan al film del desespero y la cursilería sádica. La pericia de Claude Miller se deja notar en la última secuencia, cuando los dos protagonistas se enfrentan a la vida real. El ‘establishment’ no tolera desviaciones, así que mientras existas socialmente puedes ser alguien respetable, aunque no te cases. De lo contrario, tu frustración te lleva a proyectarla sobre otros seres. Con estas premisas se nos presenta una prometedora noche de cine.


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La meilleure façon de marcher
(Francia, 1975).
Director: Claude Miller. Intérpretes: Patrick Dewaere, Patrick Bouchitey, Christine Pascal.
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miércoles, 7 de agosto de 2013

la vita è bella

       Para celebrar el 30 Aniversario del Cineclub Ádega nada mejor que redescubrir la que sin duda es la obra más prestigiosa del gran Federico Fellini, la que figura en muchas listas como una de las diez mejores películas de la historia, un título especialmente valorado por los realizadores de cine, y no es de extrañar ya que Ocho y medio trata en esencia sobre la creación cinematográfica, más aún, sobre el creador y el artista.
      El argumento gira alrededor del famoso director y autor Guido Anselmo, el cual está atravesando una profunda crisis creativa. No puede conseguir la tranquilidad necesaria para encontrar ideas nuevas para su siguiente película; es entonces cuando las visiones que lo habían atormentado adquieren una resplandeciente claridad. Los fantasmas de su conciencia reconstruyen un mosaico hecho de verdad y belleza, a través del cual renace el placer mismo de la vida y de todo lo que ella contiene. Ya puede comenzar la película.
      Gracias al éxito mundial de La dolce vita, Fellini comenzó a tener carta blanca para hacer lo que quería. Así Ocho y medio no es más que la puesta en escena de sus dudas y angustias frente a esa libertad, ante el hecho de tener entre manos un “juguete” tan desmesurado como es el cine. Alberto Moravia escribió: Los sueños de Fellini son siempre sorprendentes y, en un sentido figurado, originales. Pero sus recuerdos están llenos de un sentimiento más profundo y más delicado basado en su propia experiencia
      Bañadas por la inspirada partitura de Nino Rota, pasea ante nuestra mirada todo el mundo imaginario de Fellini. Su adoración de la belleza femenina, su debilidad por la exhuberancia, por lo chic y por lo vulgar, su casi fetichista fascinación por la iconografía religiosa cristiana, la infancia, la creación, los sueños, los decorados monumentales, la excentricidad como forma de vida y como expresión artística. Todo Fellini, por algo le supuso su merecido tercer Óscar.

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Otto e mezzo
(8½)  (Italia, 1963).
Director: Federico Fellini. Intérpretes: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo.
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domingo, 4 de agosto de 2013

escápate, mon amour!

      Cando souben da reestrea en Madrid dunha versión restaurada de À Bout de Souffle, o meu corazón púxose a cen. Aquela historia fritírame as miñas neuronas de adolescente soñador alá polo ano 1982, cando a botaran por primeira vez no cineclube. Sempre lembrei a ambigüidade sexual da moza protagonista, algo que tamén me pasara coa Charlotte Rampling de Porteiro de Noite, ou coa inofensiva Rita Tushingham de A Taste of Honey.
      Había que traela como fose, e, nun esforzo sen precedentes da directiva de Ádega, por fin a temos a piques de se proxectar de novo, vinte dous anos despois. Pero, ¿por que é tan importante este título? ¿Tan faltos andamos de sinceridade emocional para vernos reflectidos nas identidades transgresoras destes heroes de celuloide?
      A primeira película de Godard é xa un referente para calquera afeccionado ó Cine. Un filme de culto rodado nos solpores do que se deu en chamar a Nouvelle Vague francesa. O pesimismo pequenoburgués do director de Pierrot le fou non é máis que a desilusión da xeración progresista que creceu á beira dunha cultura de masas norteamericana divulgada polo cine, en especial polo cine de gángsters (Belmondo v/s Bogart). Unha visión pesimista das relacións humanas e do orde social á que entón cualificaron de anarquista.
      A vida pasa, vive o momento. Un Carpe Diem caótico. Belmondo vai de tipo duro, de romántico bad good boy que se debate entre a mágoa e a nada. Seberg elixe a traizón, ou mellor diriamos a prostitución moral. Unha femme coquette, atractiva anque detestable. Os dous fan o que queren facer dependendo do poder que cada un deles acumula, como Bonnie & Clyde pero, ¿quen é Bonnie e quen Clyde?
      Elipses, colaxes, cámara en man... e por riba de todo, o redescubrimento de París, o París dos lastros aínda sen levantar, o París de Robert Doisneau, o París das quenllas de chapa e suspensión dinámica. Patricia pregunta: ¿Prefires os meus ollos, a miña boca ou os meus ombreiros? Michel vístese en doce segundos escamoteando as escenas de transición coma no cine mudo (¡que putada!, dixen eu entón).
      Unha técnica de montaxe brusca, daquela chamada chapuceira polos puristas, e hoxe copiada por orixinal ata nos anuncios de Martini (onde chama moito a estética cool tamén presente no filme); un exemplo de cine realista, nas antípodas do neorrealismo, que recolle abertamente as ensinanzas do cine noir americano para despoxalas de calquera artificialidade e rigor academicista.
      Un filme de culto, arrogante e sensual, revisitado por Hollywood no absurdo e innecesario remake de Jim McBride Vivir sen Alento (1983), unicamente salvado in extremis polo erotismo afrancesado de Valerie Kaprisky, tan irresistible e indecente como a rexión triangular inferior de Patricia.
      Se algunha lectora está pensando en cambiar de peiteado, que vexa o vindeiro mércores o que se gasta Jean Seberg. Quixera imaxinar a moitas Patricias camiñando polas rúas vilagarciás. Entón pecharíaseme o círculo dunha fantasía animada por fin realizada.

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À Bout de Souffle (Francia, 1959).
Director: Jean-Luc Godard. Intérpretes: Jean-Paul Belmondo, Jean Seberg, Daniel Boulanger.
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